domingo, 22 de agosto de 2010

Si encontrás algo más fino que el filo de tu silencio, sólo entonces 
te amaré.

Rebuscada tu 
respuesta, tanto 
como tu cabeza, 
tenías que ser mujer.

Yo sólo quería unos 
mimos, un suspiro de 
tu ombligo, una sopa con sabor.

Eras un rompecabezas, disfrazado de princesa, 
eras puro rocanrol.

Ya había encallado mi barco en medio de tu pollera, 
nunca fui buen capitán.

Aunque a veces digo basta, 
en las noches de subasta me la juego hasta ganar.

Como toda señorita eras bien histeriquita, eras una ola en el mar.

Siempre cinco para el peso, siempre abrazo, nunca un beso, 
y ahora ni torta ni pan.

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